Desarrollo e Innovacion Educativa
La verdad nos hará libres

Organismo en relación con la educación y la equidad

El énfasis de este organismo en relación con la educación y la equidad está puesto en destacar el importante rol de la educación, los niveles de destreza de la mano de obra y la formación profesional, para determinar el éxito o fracaso, individual y colectivo.

Propone una activa estrategia de recursos humanos, ya que la misma puede convertirse en la vía para sacar del subdesarrollo y la pobreza a millones de trabajadores del mundo, a la vez que resulta una herramienta central para hacer frente a la creciente competencia mundial, para mejorar la capacidad de las economías de ocupar un puesto en alguno de los mercados emergentes de la interrelación de la mundialización y los adelantos tecnológicos.

Dado que el crecimiento es una meta que debe conseguirse, pero también mantenerse, la OIT señala que la sostenibilidad de las tasas de crecimiento depende de la capacidad de los recursos humanos del país, de ahí la centralidad que adquiere la puesta al día de las calificaciones y de la capacidad de adaptación de los trabajadores y de las empresas a las nuevas oportunidades que brinda el mercado.

A su vez, niveles altos de educación y formación profesional (componentes esenciales de la “capacidad tecnológica”) resultan de decisiva importancia para atraer la inversión extranjera directa, en particular, empresas multinacionales, que tienden a localizar su inversión en las regiones del mundo donde las destrezas son fácilmente asequibles, o donde pueden ser generadas sin demora, y traen consigo nuevas destrezas y conocimientos prácticos (know how).

Según la evaluación de la OIT, en términos de capacitación de recursos humanos, América Latina ocupa un lugar intermedio entre Asia Oriental –donde las calificaciones y destrezas requeridas para competir con éxito en la economía mundializada se encuentran ya “a punto”- y Asia Meridional y África Subsahariana –regiones en las que aún llevará mucho tiempo lograrlo-.

En América Latina, la mayoría de los países podrían dar ya el salto hacia niveles más elevados de capacidad tecnológica, pero deben aún resolver el problema de cómo hacerlo. El reto en la región sigue siendo cómo recuperar el crecimiento., lo cual, según la OIT, probablemente requerirá una base de capital humano sensiblemente mayor para poder aumentar los niveles de productividad.

Las tasas crecientes de matrícula escolar, y la disminución del analfabetismo producidas en las últimas décadas muestran el avance más o menos continuo en materia educativa. Sin embargo, según la OIT, el desequilibrio creciente de la distribución de los ingresos se ha convertido en uno de los obstáculos más importantes para el desarrollo de los recursos humanos en la mayoría de los países de la región.

Parecería ser que a pesar de que los indicadores macro muestran que ha habido mejoras en lo niveles de acceso, de escolaridad, de conocimientos específicos, no obstante la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo, entonces, queda mucho por hacer respecto de la distribución de los recursos, ya que ha acompañado a la mejora de los indicadores educativos también el ensanchamiento de la brecha que refleja la inequidad social. Por eso, el reto sigue siendo el crecimiento pero unido a la mejora en la distribución de los recursos.

En pos de alcanzar mayores niveles de productividad y de igualdad de oportunidades, la OIT destaca la necesidad de mejorar la calidad y el acceso en el nivel primario, así como en la educación femenina, y de procurar que los sistemas de formación profesional contribuyan cada vez más directamente a la elevación del nivel de calificación de la mayor parte posible de la población activa.

Su llamado a que la inversión pública en educación prepare el camino para que las empresas (que deben abandonar sus reticencias a adherir al cambio tecnológico y a la innovación) se muevan hacia sectores industriales de alto valor agregado, se vincula estrechamente con uno de los peligros acerca de los cuales la OIT alerta. Se trata del riesgo implícito en las actuales tendencias vigentes en la mayor parte del mundo en desarrollo, que consiste en fomentar nuevas actividades de tecnología intensiva adecuadas para un sector relativamente pequeño de la mano de obra, dotado de una educación avanzada, pero trabando las exportaciones en gran escala que exigen mucha mano de obra semi-calificada.

El desafío en América Latina es crear empleos en empresas importantes del sector estructurado. Esto aún no se ha producido, en parte como consecuencia de la reestructuración industrial, la reducción de la protección al empleo, y la creciente competencia de las importaciones, pero, también, como consecuencia de la escasez relativa de trabajadores calificados y de una distribución de las calificaciones y de la duración de la escolaridad que está más polarizada que en Asia Oriental. La OIT hace hincapié no sólo en que se generen empleos sino también en el tipo de empleos, focalizando en aquellos que mejoren la competitividad externa de los países.

De este modo, la educación y la formación profesional son para este organismo un factor fundamental no sólo en los procesos de creación de empleo y de generación de desarrollo, sino también como componentes vitales de las políticas que deben seguir los países en vías de desarrollo a fin de evitar el impacto de la polarización social.

 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis