Pre escolar
En el proceso de enseñanza se involucran distintos factores que no solamente están relacionados con los contenidos, pues crear un ambiente propicio para el conocimiento es clave a la hora de diseñar currículos educativos.
En ese sentido, tener en cuenta estrategias como el juego permite desarrollar en los estudiantes valores y habilidades que desembocan en un mayor aprendizaje y comprensión de conceptos. Por esta razón, los expertos en psicología y pedagogía aseguran que el juego permite el desarrollo intelectual, emocional y social en el niño.
En los escenarios tradicionales de aprendizaje, el juego es considerado como una forma de "perder el tiempo" y muchos docentes lo prohiben y castigan como una práctica que no contribuye dentro de las clases. De esta manera, dejan de lado todos los beneficios que trae para el desarrollo humano y cognitivo.
No obstante, el juego es una herramienta necesaria para que los niños y adolescentes desarrollen prácticas, conceptos y una relación con el mundo construida desde su propia creatividad. En la medida en que se utiliza para aprender, posibilita excelentes resultados en la actitud comportamental y mental; los juegos son una forma de recrear la manera como el estudiante adquiere el conocimiento, permiten sentirse libre y son una terapia para descansar.
Por lo anterior, pensar el espacio de clase como un escenario lúdico, permite al docente inventar juegos que se acoplen a las necesidades, intereses, expectativas, edad y ritmo de su grupo de alumnos, puesto que el juego en sí mismo no es suficiente; debe enfocarse en objetivos concretos que permitan plasmar los contenidos de manera óptima.
Una materia donde se involucren destrezas físicas o recreativas generará mayor entusiasmo en el estudiante y disposición para aprender. No necesariamente con juegos complejos o muy estructurados, sino con dinámicas simples de motricidad, competencias y deportes se puede sacar el mejor provecho de una actividad en clase y a la vez incentivar en los jóvenes valores como el respeto, honradez, lealtad, cooperación, solidaridad con los amigos y con el grupo, respeto por los demás, por sus ideas, y tolerancia.
El juego permite aprender el dominio de sí mismo, la seguridad, la atención, la reflexión, la búsqueda de alternativas (toma de decisiones), la curiosidad, la iniciativa, la imaginación, el sentido común y todos estos valores facilitan un mejor desenvolvimiento en la vida cotidiana. Asimismo, a aceptar la derrota y el éxito con respeto, a reconocer de los límites y las reglas, lo cual les permite comprender el funcionamiento de la sociedad y adecuarse sin ninguna dificultad.
Pero, no todos los juegos propician de igual manera el aprendizaje, pues como elemento esencial de la vida, el juego afecta de forma diferente cada etapa. Por eso, para los más pequeños es más libre, espontáneo, mientras que para un adolescente, el juego es sistematizado, sin llegar al extremo de estandarizarlo totalmente, ya que antetodo jugar es una actividad que despierta placer.
En esa medida, para los pequeños de preescolar, los juegos de rol son muy efectivos; ellos pueden interpretar un papel libremente y adecuarse al tránsito del juego en casa al juego escolar. Así, van desarrollando relación con el grupo, no en un sentido competitivo, sino de cooperación, para superar metas imaginarias, planteadas en forma de cuento (reto), donde ellos deben interpretar una historia y cada cual asume el papel correspondiente en el juego. Con esto, se fortalece la imaginación, la introspección, la motricidad y la libre expresión.
Los juegos didácticos han sido creados para el ejercicio de funciones mentales de manera personal o grupal. Cada jugador se hace constructor de su propio conocimiento y se va logrando un "aprendizaje significativo", donde el estudiante se concibe como un todo, teniendo en cuenta sus experiencias e intereses, debido a que todo su aprendizaje está determinado por sus vivencias previas. Desde este punto de vista, el juego hace divertido aprender y facilita al docente posicionarse en su labor, a través de la planificación y ejecución de las actividades de una forma amena, responsable y sobretodo que parta de las capacidades iniciales el alumno.
A través del uso de los juegos didácticos se proporcionan también hábitos de trabajo y orden, de limpieza e interés por el trabajo en el aula y de socialización, lo cual conlleva a una mejor convivencia y participación.
A la hora de diseñar juegos para su grupo de clase puede tener en cuenta los siguientes aspectos, según su carácter particular:
-
La planificación previa.
-
El logro de objetivos específicos.
-
En su diseño, planificación y ejecución tiene que anticiparse un conjunto de actividades que le darán vida en el proceso de aprendizaje.
-
Su vinculación con el ambiente donde se desenvuelve el niño o de la niña es fundamental.
Para diseñar una estrategia es necesario cuestionarse:
-
¿Qué se quiere fomentar en el estudiante, es decir, qué competencias desarrollar?
-
¿Cómo se va a desarrollar el proceso?
-
¿Con qué recursos se cuenta?
-
¿Por qué ese aprendizaje? ¿Para qué le sirve?
Definiendo estos parámetros, el docente tiene un punto de partida, para definir cuál dinámica es pertinente para su clase y su público. El juego como medio educativo favorece la comprensión y mejora la calidad de los contenidos aprendidos, además combinado con material teórico supera las expectativas de usar solamente la teoría o solamente el juego, juntos forman el equipo perfecto, para perfeccionar la práctica docente actual.
La reflexión sobre el juego apunta a eliminar las barreras que existe entre aprender y divertirse. No puede haber aprendizaje, sino se disfruta lo que se está aprendiendo, pues para construir conocimiento duradero, hace falta sentir y no solamente pensar.
En conclusión, el juego dentro del aula:
-
Es la actividad más agradable para el ser humano.
-
Propicia un rato de descanso y esparcimiento, elimina el estrés.
-
Desarrolla y fortalece el campo experiencial de los alumnos.
-
Se fortalece el aprendizaje significativo
-
Suaviza las asperezas y dificultades en la vida.
-
Sirve para enlazar a contenidos conceptuales.
-
Canaliza las tensiones para saber qué es juego y qué no lo es.
-
Se relaciona con los derechos y deberes en la sociedad.
-
Permite al maestro cambiar la rutina e iniciar actividades más interesantes, de las cuales van surgiendo otras y la clase se convierte en un escenario diferente.
-
Resuelve problemas de aprendizaje.