Desarrollo e Innovacion Educativa
La verdad nos hará libres

Historia de la educación en E.U.A

1. Visión general. EE. UU. ha progresado enormemente en las últimas décadas en la organización de la enseñanza. Uno de los principios más profundamente arraigados es el de que la escuela está al servicio de la comunidad; escuela y sociedad no pueden desligarse sino que, más bien, han de avanzar estrechamente unidas. La sociedad se vuelca hacia sus instituciones docentes, interviene en su funcionamiento, critica sus fallos, sus abusos, y la escuela, a su vez, instruye y educa de acuerdo con las necesidades del país, investiga para la industria, organiza cursillos de extensión cultural, interviene en el trazado de carreteras, en la búsqueda de mercados y procedimientos, etc. Como una consecuencia de esta dinámica que dominó la enseñanza, el tipo de educación ha sido sobre todo pragmatista, utilitarista. Hasta época muy reciente, las letras y las artes no se han cuidado como las ciencias. En una visión global del estado actual de la educación en EE. UU., vemos que los objetivos a lograr en cada uno de los Estados de la Unión son idénticos o parecidos, aunque difieran los medios. Cada Estado, cada distrito, cada municipio, e incluso muchas instituciones, establecen sus propios planes de estudio; los métodos didácticos y pedagógicos, etc. La labor docente está muy diferenciada. En 1966 el número de alumnos por maestro era de 24,1.

 

      2. Historia. No se emancipó en la época colonial el tipo de educación; como en la mayor parte de Europa, estaba condicionado por rango social y los medios de fortuna. Para trabajar no era necesario saber leer. Los primeros colonos, huidos en su mayoría de las persecuciones religiosas de Inglaterra, comenzaron a tomar interés por las escuelas en las que sus hijos podían aprender a leer la Biblia, única asignatura que se enseñaba en el s. XVII. Lograda la Independencia, el Plan Jefferson de 1799 establecía una escuela primaria por cada 100 familias, controlada públicamente y sostenida, en parte, por los ciudadanos. Los niños podían asistir gratuitamente sólo los tres primeros años, debiendo pagar una cuota después.

 

      Todas las primeras universidades estaban calcadas de modelos ingleses, con un fuerte matiz religioso; gran parte de los estudiantes recibía la ordenación sacerdotal. La más antigua universidad es la de Harvard, fundada en 1636; le sigue la de Yale (1701); el College de Nueva Jersey (1746) y otras. No existía diferencia entre la formación religiosa y secular. Después de la Revolución se introdujeron el deísmo y el escepticismo, y comenzó a impartirse un tipo de educación más laica. Los católicos, a partir de la fundación del Georgetown College, en 1789, llegaron a poseer 14 colleges en 1860, dirigidos en su mayor parte por órdenes religiosas, jesuitas, principalmente. La primera universidad estatal fue la de Virginia, creada en 1818. Después de la guerra Civil, las universidades adquieren un gran incremento, pero los modelos seguidos no son ya los ingleses sino los alemanes, a cuyas universidades acude gran número de estadounidenses atraídos por el prestigio de sus profesores y métodos de investigación. Un nuevo paso que facilita la proliferación de centros docentes es la Ley Morrill de 1863, mediante la cual se conceden amplios terrenos de propiedad nacional para el establecimiento de colleges, encaminados, principalmente, a la instrucción en las artes agrícolas y mecánicas. La gran reforma de las universidades se lleva a cabo entre 1870 y 1910. Casi todas siguen el nuevo modelo de Harvard, cuyos puntos esenciales son: a) libertad en la elección de estudios;- b) oportunidad de distinguirse en las asignaturas por las que se siente mayor interés; y c) responsabilidad del estudiante en disciplinarse a sí mismo para responder de su éxito o fracaso. Desde los primeros lustros del s. XX, la universidad no ha querido vivir encerrada en sus aulas, de espaldas a la sociedad. Ha venido luchando por dejar sentir su huella en la vida comunitaria, tanto en el terreno técnico y científico como en el político. Charles R. Van Hise, gobernador de Wisconsin, fue el pionero de este movimiento centrífugo de las universidades; en 1904 afirmó el principio de que la universidad debía servir a todo el Estado de Wisconsin. De acuerdo con esta política, hacia 1910, el servicio de extensión de la universidad daba cursos por correspondencia a 5.000 personas (Harold R. W. Benjamin, La educación superior en las repúblicas americanas, Madrid 1964, 50). En 1960, la mayoría de las universidades estatales y muchas privadas tenían secciones de extensión cultural, organizadas separadamente. En dicho año, la Asoc. Nac. de Extensión Universitaria tenía como miembros a 80 instituciones, en las que estaban inscritos 700.000 estudiantes de extensión, en jornada completa, en sus instituciones; varios cientos de miles en jornada parcial, fuera de ellas; y unos 175.000, por correspondencia (Harold, o. c., 266). Muchos de estos cursos se dan en colaboción con las Fuerzas armadas, en los más remotos lugares del globo, donde existe una base americana.

 

      3. Organización de la enseñanza. Al niño se le educa según el concepto de la escuela activa (v.). Se pretende que sea él mismo quien se responsabilice de su trabajo y quien se eduque a sí mismo; goza de libertad desde muy temprano en la elección de estudios. La misión del maestro es, en cierto modo, secundaria, orientadora; se preocupará de fomentar el interés por el estudio, por la ciencia, e intentará que el propio educando desarrolle sus aptitudes, dejándole libertad para el uso del material didáctico, abundante siempre en todas las escuelas de EE. UU. Por otra parte, la educación en todos sus niveles está fuertemente socializada; desde muy pequeño se le inculca al niño la comprensión de las diversas relaciones de la vida pública y los derechos y deberes que tiene como ciudadano. Se le enseña a comprender la política, las leyes del Estado y las instituciones a las que pertenece como parte integrante. Existen revistas de actualidad política dedicadas exclusivamente a niños, presentadas de forma amena y atractiva. El fin de esta cuidada educación cívica y política es que el niño se interese desde la escuela primaria por, la información nacional e internacional. En época de elecciones presidenciales, se hacen incluso votaciones en las escuelas para que los niños comprendan lo que significa el programa político de los candidatos y la responsabilidad que entraña su voto depositado en una urna.

 

      Los pasos que el niño medio recorre desde la enseñanza preescolar hasta la universidad son: La escuela maternal (The Nursery School) pública o privada, donde permanece desde los dos hasta los cinco años, desarrollándose física y mentalmente, bajo el control periódico de médicos y psicólogos. De aquí pasa a un jardín de infancia (Kindergarten.), donde seguirá el proceso de madurez preescolar, a base de juegos individuales, sociales, pasatiempos, proyectos de construcción, etc. Ambas instituciones no son obligatorias -y hay ciudades que no las poseen. A partir de los cinco años comienza la escuela elemental (The Elementary School) con seis grados ordinariamente. Sigue la Junior High School que abarca los grados 7°, 8° y 9°, para los niños de 12, 13 y 14 años; varía mucho en su organización y existe libertad de programas a partir del 7° grado. La Senior High School comprende, generalmente, del 10° al 12° grados. En estos dos últimos tipos de escuela se imparte la enseñanza secundaria. Antes de realizar los estudios propiamente universitarios, el estudiante deberá pasar dos años más en un Junior college completando su formación secundaria y realizando una serie de cursos específicos libremente elegidos por quienes ya han decidido su profesión futura.

 

      Sin olvidar la gran diferencia existente entre unos centros y otros, en algunas universidades se obtiene el título de adjunto en artes o letras. En el tercer año, se exige que el alumno elija un grupo de asignaturas, que será el más importante para él (major), y otro secundario (minor) que deberá estudiar también con bastante asiduidad. Al cabo de cuatro años de estudios universitarios se concede el grado de bachiller.

 

      Tradicionalmente la cantidad de trabajo en jornada completa es de tres clases cinco veces por semana. Es norma exigir un mínimo de 120 h. semestrales para conceder el título de bachiller; estas horas son teóricas o de discusión y su preparación supone teóricamente dos horas de lectura fuera de clase. La asignatura más importante puede exigir 45 h. al semestre, mientras que la segunda en importancia puede requerir 25; el resto del trabajo puede alcanzar 50 h. Se controla cuidadosamente tanto la cantidad como la calidad del trabajo en el expediente personal de cada alumno. En los últimos años muchos colleges suelen alternar el estudio con la práctica en una industria, o un viaje al extranjero, al fin del cual se ha de presentar una memoria que justifique el trabajo realizado. El grado de licenciado exige un mínimo de un año de estudio, además del grado de bachiller. En casi todas las universidades se exige la tesis de licenciatura y la capacidad de leer una lengua extranjera. Debido a la carencia de uniformidad, cada institución docente determina su propio plan de estudios; los métodos didácticos y pedagógicos, y los requisitos de ingreso y de graduación. Gozan de una gran autonomía en su organización y funcionamiento; cada centro tiene su propio consejo directivo formado de ciudadanos no profesores del centro; en los estatales son nombrados directamente por el gobernador. La máxima autoridad de un centro universitario tiene mucho más poder y responsabilidad que el rector magnífico europeo o latinoamericano; casi siempre es nombrado por tiempo indefinido, y si tiene acierto en su gestión, puede permanecer en su puesto 15 ó 20` años. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que las universidades en EE. UU. se parecen poco al tipo europeo. Son más bien un conjunto de, escuelas profesionales con una misión doble: ser centro de instrucción especializado y de investigación. Con las necesidades de la 11 Guerra mundial y de las guerras posteriores en que ha intervenido los EE. UU., las universidades se han convertido en subcontratistas de investigación, por lo que muchos laboratorios universitarios trabajan en problemas que nada tienen que ver con la instrucción propiamente dicha. Los profesores investigan para el Estado o para la industria, pero no para la universidad (v. XI).

 

      4. Indices de escolaridad y acceso a la enseñanza. Financieramente, tanto las escuelas públicas como las privadas dependen de la ayuda del Gobierno. Los recursos, a base de donaciones, fundaciones particulares, derechos de matrícula, etc., no suponen más que el 0,5% del presupuesto total. La mayor contribución proviene de las autoridades locales, aunque en los últimos años la correspondiente al Gobierno federal ha aumentado progresivamente, llegando en el curso 1965-66 a los 45 mil millones de dólares, destinados a la educación, para una población escolar total de 56,1 millones de alumnos en todos los niveles de la enseñanza pública y privada. Siguiendo los datos facilitados por el Anuario de la UNESCO (1967), más de siete de cada diez niños de cinco años estaban escolarizados en 1967; en este mismo año, del grupo de 16-17 años, siete de cada ocho también lo estaban. En 1965, alrededor del 71% de los alumnos de 5° año terminaron la enseñanza secundaria; de este número, el 38% entraron en un college. Del grupo entre 25-29, más de siete de cada diez han terminado la escuela secundaria, mientras que esta proporción se reduce a la mitad en la población de más edad. Es preciso reconocer el enorme esfuerzo por culturizar y educar al país. Nunca han sido tan numerosas las inscripciones en las escuelas, lo mismo que el número de diplomados de las escuelas secundarias y de los colegios universitarios. El aumento máximo de inscripciones en 1966 ha correspondido a la enseñanza superior (más del 9,6% respecto al año anterior). La mayor parte de los alumnos estudian en las escuelas públicas, tanto de primaria como de secundaria, siendo reducido, en términos comparativos, el número de los que estudian en escuelas privadas. Para 1970 se estima una población total de 210 millones de hab., con 6,5 millones de alumnos en enseñanza superior.

 

      Los objetivos actuales de la enseñanza son informar y formar la personalidad de los alumnos, haciendo de ellos buenos ciudadanos en el sentido moral y cívico. No obstante, a pesar de los esfuerzos realizados para hacer de la enseñanza un bien asequible, no todos pueden ingresar en una universidad, o terminar sus estudios superiores. El mayor número de los universitarios son hijos de familias cuyo padre es hombre de negocios o profesional. Los estudiantes sin recursos económicos no son pocos y se ven obligados a sufragar sus gastos mediante becas o alternando el trabajo con el estudio. Casi todas las universidades cobran derechos de ingreso, derechos de enseñanza, de uso de bibliotecas, laboratorios y de asistencia sanitaria. Los derechos de una universidad estatal son tan elevados como los de una privada. Se da con frecuencia el caso del estudiante empleado en trabajos duros, dentro o fuera de la universidad, como, p. ej., de peón. Disfrutan becas los que tienen buen rendimiento escolar, los deportistas y los hijos de clérigos o de profesores de la institución. También son frecuentes los estudiantes casados y con hijos.

 

      5. Actividades universitarias. Uno de los servicios mejor montados de los colleges y universidades es el de la biblioteca. «En 1.960, 19 universidades poseían bibliotecas con más de un millón de volúmenes; 38 tenían entre medio y el millón; y 277, más de 200.000. La Univ. de Harvard tenía unos 6.500.000 volúmenes en su biblioteca y gastaba más de 600.000 dólares al año en libros y revistas» (Harold, o. c. 227). Entre las distintas bibliotecas existe un rápido servicio de préstamo de microfilms. El número de alumnos por clase oscila entre 50 y 1.000, divididos en pequeños grupos de 10 a 25, que se reúnen una o dos veces por semana con el profesor o auxiliares en sistema de seminarios. Cada instructor informa del trabajo individual. La investigación está incluida en todos los programas, pero en el sentido estricto se realiza en institutos especiales de las universidades o asociados a ellas. Otra faceta importante de las universidades es la de las publicaciones; en 1959 las editoras universitarias lanzaron al mercado 1.128 títulos, sin contar los folletos. El 10% aprox. de los libros publicados en el país proceden de estas editoras; sólo Harvard publicó en este mismo año un total de 137 libros.

 

      Las universidades cuidan paternalmente a sus alumnos; puede decirse que no les dejan solos ni incluso después de graduarse. Orientan en la educación, en los métodos de estudio, en la vida profesional; se preocupan de los problemas personales de sus alumnos, supervisan sus actividades extraacadémicas, diversiones, comidas, alojamiento, etc. Todo queda anotado en el expediente personal de cada alumno, que puede consultar siempre a cualquiera de sus tutores o educadores. La vida de relación social se cuida también con esmero; existen comedores, auditorios para conferencias o conciertos, boleras, librerías, salas de juegos, clubs de baile, etc., sólo para universitarios. En Nueva York, Chicago y Berkeley hay casas internacionales para fomentar el entendimiento con estudiantes extranjeros, están dotadas de residencias, comedores y salas de conferencias.

 

      Centros confesionales. De acuerdo con las creencias religiosas de los estudiantes y sus padres, también existen, aunque con la única diferencia confesional, centros docentes que varían poco en cuanto a su funcionamiento de los centros de enseñanza laica. Las más importantes escuelas son las católicas (v. v), protestantes y hebreas. Estos centros ofrecen un triple plan de enseñanza secundaria. A estas instituciones acude el 60% de la juventud católica, se desenvuelven por sus propios medios, sin asignación pública.

 

      6. Características fundamentales de la Pedagogía. Hasta alcanzar su madurez intelectual, la Pedagogía en EE. UU. siguió los modelos británicos. A principios del s. XIX se abrió en Nueva York la primera escuela lancasteriana cuyos conceptos pedagógicos se extendieron por todo el país. Estas escuelas habían sido implantadas en las islas Británicas por Joseph Lancaster (1778-1838). En ellas había «monitores -los mismos niños- de instrucción, de disciplina, etc.» (H. G. Good, Historia de la Educación norteamericana, México 1966), la idea procedía de los jesuitas, Comenio y otros. Casi estaban organizadas según el modelo espartano, con abundantes premios y castigos (grillos incluso). Eran muy económicas y su finalidad principal consistía en enseñar a leer y escribir. En principio, eran escuelas para niños pobres, y en 1819 admitieron niñas (cfr. Good, o. c., 148). En la misma época se propagaron también las ideas de Pestalozzi (v.) por medio de Joseph Neef, ayudante suyo en Burgdorf, Suiza; los niños aprendían cosas viejas con moldes nuevos. A pesar de las objeciones que se plantearon al pensamiento del gran pedagogo, este tipo de escuelas adquirió enorme difusión, en lucha abierta con las lancasterianas. Los niños comenzaban a aprender inquiriendo e investigando; coleccionaban minerales, hacían ejercicios de medición a escala, etc.

 

      A partir de 1870 se introducen las ideas pedagógicas de Friedrich Fróbel (v.), aumenta el material escolar en las escuelas, que sugiere a los niños su libre actividad: colecciones, trabajos de jardinería, cultivo de la música, de las artes plásticas, etc. Es preciso decir, sin embargo, que en EE. UU., las ideas de Fróbel se aceptaron más en el espíritu que en la práctica. También la doctrina de Herbart (v.) encuentran campo abonado en la sociedad estadounidense de finales de siglo. «Ningún concepto anterior estimuló hasta tal punto las discusiones en EE. UU. Sus doctrinas proporcionaron el estímulo más intenso a las ideas educativas. Algunos van a las universidades alemanas a estudiar a Herbart» (Good, o. c., 379). Tampoco falta la reacción contraria; el pedagogo y filósofo estadounidense John Dewey (v.) piensa que la doctrina herbartiana falla por el conocimiento superficial que tiene del niño (v. vi). Se rechaza su psicología y su metafísica, admitiendo, en cambio, su doctrina educativa, válida por sí misma; otro tanto podríamos decir de las doctrinas del inglés Spencer.

 

      Todos estos pedagogos y otros muchos, sin olvidar a Rousseau, provocan un gran movimiento en pro del estudio del niño. El primero en importancia fue el de G. Stanley Hall con su obra Contents of Children's Minds upon Entering School, publicada en 1883 en la «Princeton Rev.», por primera vez; a partir de este estudio se fundaron diversas asociaciones en numerosos Estados para estudiar sistemáticamente al niño. Siguieron estudios de Henry H. Goddard, de J. E. Wallace Wallin, Arnold Gesell, M. Terman, bien conocidos. Thurstone y Spearman (inglés) descubren los factores especiales de la inteligencia. Félix Adler insiste en la importancia de los trabajos manuales para el desarrollo de la mente. En 1884 se funda en Nueva York la Industrial Education Association, con el fin de idear nuevos métodos para la educación industrial. Se funda también el Teachers College de la Univ. de Columbia, que comienza a preparar a los maestros y educadores en todos los campos de la enseñanza. Edward Austin Sheldon (1823-97) se preocupa por los edificios escolares de Oswego. Rápidamente empieza a especializarse la enseñanza y desaparece el maestro único que pudiera enseñar todos los cursos de educación. Se especializan en educación, en administración de escuelas, en planes de estudio, inspección, legislación escolar, filosofía de la educación, etc. Podemos decir, en resumen, que la enseñanza actual de este país está asentada en gran parte en las influencias y consecuencias fundamentales derivadas del pensamiento de los psicólogos y pedagogos reseñados, en las necesidades imperiosas del momento y en la preocupación que los políticos y pedagogos estadounidenses, guiados siempre por un gran espíritu práctico, tienen de que su país esté en el primer lugar en el concierto de naciones.

 

      7. Problemas y directrices actuales. Los problemas que tiene planteados la enseñanza, además de la falta de uniformidad en los planes, métodos, recursos, legislación, etc., son numerosos. El analfabetismo todavía no ha sido erradicado; en 1960 era del 2,4% en el grupo de los de 14 años; actualmente hay unos cuatro millones de analfabetos. Otro problema de no menor importancia es la segregación escolar; en 1968, el total de niños de color que asisten a escuelas no integradas es de 771.000, 14 años después de que el Trib. Supremo declarara inconstitucionales a estas escuelas (229 escuelas de distrito, principalmente en 11 Estados del Sur). Además de esta segregación racial, es frecuente la carencia de recursos para estudios medios y superiores, la excesiva libertad del alumnado para elegir sus estudios, dejando de lado los difíciles y costosos. Otro problema es que, al masificar la enseñanza y hacerla asequible al mayor número de ciudadanos, los niveles exigidos se reducen y facilitan al máximo. Además, por estar condicionada la enseñanza a las necesidades del país, sobre todo, de su industria, ha predominado casi exclusivamente la formación de técnicos, menospreciando el cultivo de las artes y las letras. Por otra parte, los ascensos de categoría de los profesores dependen más de sus publicaciones e investigaciones, aunque nada tengan que ver con su labor magisterial, que de su eficiencia docente. El Gobierno, consciente de estos problemas, presiona sobre los diversos Estados a fin de hacer desaparecer todo tipo de segregación racial; multiplica las becas y ayudas; y comienza a dar la debida importancia a la formación humanística de todos los alumnos, en todos los niveles. Son muchas ya las escuelas que comienzan a organizar programas de música, danza, bellas artes, etc., a fin de educar el sentido estético. Hasta ahora, el interés por las artes era propio de la iniciativa privada, pero, desde 1965, se ha intentado dar un fuerte impulso, a escala nacional, a toda clase de actividades artísticas (v. ix). Existe un programa experimental de teatro educativo escolar que funciona en varias ciudades.

 

      Finalmente, baste añadir que en este país la Pedagogía y los métodos didácticos están en continua evolución y revisión. EE. UU. es el país donde han surgido mayor número de métodos de enseñanza individualizada. Es el país de los planes Dalton, Winnetka, de la educación especial de los niños superdotados, de los incapacitados o deficientes físicos y mentales, de la orientación profesional, de las máquinas didácticas, de la enseñanza programada, de la enseñanza televisiva, etc., con muchos años de ventaja sobre el resto de los países.

 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis